Tener siempre apetencia por el dulce no es normal. Pero quizá lo estamos convirtiendo en normalidad porque le pasa a casi todo el mundo. Puede ser que ocurra más en estos momentos porque comer algo dulce nos aporta una sensación de seguridad inmediata, aunque esta se acaba cuando nos lo hemos terminado. Pero existe otra causa, de tipo fisiológico, que no podemos olvidar si queremos vencer ese picoteo tan inadecuado. Y esa causa tiene que ver con el estrés agudo y permanente que vivimos y también con la falta de ciertos micronutrientes.
EL MOTIVO: LOS NERVIOS NOS ‘ROBAN’ NUTRIENTES
Está más que demostrado científicamente: un estrés mantenido en el tiempo (aunque aparentemente no sea muy intenso y no nos descoloque de inmediato) acaba con las reservas de unos minerales fundamentales para que todo esté en equilibrio porque intervienen en cómo metabolizamos la glucosa o en cuánta insulina producimos. Sigue leyendo